sábado, 12 de diciembre de 2009

Calma tras la tormenta

La responsabilidad es un conjunto de objetos pesados, de mayor o menor tamaño, que desde pequeños nos van metiendo en el zurrón del viaje de la vida. Cuando nacemos está vacío, y nuestro paso vivo y alegre es a la vez sencillo y plácido. Sin embargo, desde bien críos empiezan a decirnos lo que debemos hacer, a prepararnos para la dura vida de adulto y para afrontar la peligrosa selva de la realidad que se supone desconocemos.

Yo creo que no hay realidad más bonita que la que conocía cuando niño. Donde todo el mundo era inocente y nadie deseaba el mal para las otras personas. Pero, ¡ay!, la responsabilidad. Nos hizo crecer y a la vez cada vez nos lastró más. Ya no solo estaba la responsabilidad de tener que trabajar para comer, si no también la responsabilidad de tener que comprarte un buen coche, endeudándote más con el banco e incrementando el peso del zurrón. Comprarte una casa, ya que en algún sitio tienes que vivir. Adquirir más ropa, aunque luego solo uses tres o cuatro conjuntos de forma habitual. Tener el ordenador de última generación para seguir viendo youtube o visitando blogs. Poseer una televisión de pantalla plana, para ponerla en el mismo mueble donde te cabía tu antigua televisión que estaba en perfecto estado. E infinitas "necesidades" más.

Cuando te das cuenta, si es que consigues hacerlo alguna vez en tu vida, el peso es tan alto que apenas te permite avanzar. Cada una de las piedrecitas de responsabilidad, que individualmente no suponían un problema, son en conjunto un ancla tan grande como la de un trasatlántico.

¿Por qué dejamos que nos ocurra eso? ¿Qué ha cambiado en nosotros desde que éramos niños?

Estos días he descargado un poco el zurrón para recorrer la Navidad con tranquilidad. En enero volveré a cargarlo. Pero, por qué no, quiero disfrutar unos días de un paso alegre y vivaracho, casi como el niño que murió en mi hace tanto tiempo...

2 comentarios:

  1. Henry. primero debo pedirte disculpas hace varios dias q no pasaba por tu blog.

    Es muy sierto porque cuando cresemos perdemos esa libertad de hacer lo quequeriamo jugar jugar y jugar y esa inosencia de creer en papanoel
    era tan linda esa epoca como pasa el tiempo y solo nos quedan los recuerdos de una infacia ten hermos, cuando pasamos esa epoca solo nos quedan la preocupasiones y los deveres del dia a dia
    para mi los 365 del anio se dividen en dos partes una son mis vacasiones cuando sacas a ese ninio q llevamos dentro y nos dedicamos a dormir mas descansar y divertirnos lo q no hacemos en la segunda parte del anio en la cual ya tenemos obligasiones y compromisos q cumplir

    por suerte despues de un anio agotador llegan las dichosas y anioradas vacasiones para poder relajarnos y dejar las responsabilidades de un lado

    un beso grande

    joha

    ResponderEliminar
  2. Es cierto. Y por desgracia muchas personas no disfrutan de las vacaciones como debieran, ya que en ellas, en lugar de dejarse llevar, ya están pensando en el tiempo que les queda para volver a trabajar.

    El niño que llevamos dentro, en muchas personas desapareció hace tiempo. Solo algunos lo conservamos.

    Un beso muy grande, Johanna.

    ResponderEliminar