domingo, 18 de octubre de 2009

El inicio del camino

La edad pasa irremediablemente para todos. Cuando echamos la vista atrás podemos ver nuestros éxitos y nuestros errores, los cuales han contribuido a hacernos tal y como somos, y a conocer a las personas que han marcado nuestras vidas en mayor o menor medida.

Yo soy de las personas que no se arrepiente de mi pasado, a pesar de que esta primavera llegué a la conclusión de que no me había llevado a un destino bonito ni deseado. Tengo algunos amigos a los que quiero y que probablemente no habría conocido si mi vida hubiese recorrido otras sendas. Hay mujeres a las que he amado, que no tendría el placer de recordar la suavidad de su piel y la calidez de sus labios si hubiese tomado otras decisiones. No me arrepiento de nada.

Sin embargo, yo, una persona de letras, descubrí que mi verdadera vocación y mi razón de ser era convertirme en médico. Amargo descubrimiento el mío, pensé, no tengo la menor posibilidad de llegar a serlo, debido a mis pocos recursos y a mi preparación totalmente ajena a dicha disciplina. Eso sin apuntar que mi edad, de 30 años, hace que aunque tuviese la preparación, la tarea pareciese inalcanzable.

Pero, ¿por qué no? ¿Quien es la persona que ha marcado la ley de que las personas no puedan convertirse en aquello que quieran ser?

Busqué, investigué, y me informé. La única posibilidad de entrar en medicina era a través de las pruebas de selectividad (las cuales tenía hechas en el grupo de letras), a través de una prueba de acceso de mayores de 25 años (solo para personas sin la selectividad hecha, lo cual me descartaba) ya través de un ciclo formativo de grado superior relacionado (mi titulación no estaba para nada relacionada). Así que me puse a ello, y conseguí matricularme, gracias a cierta carambola, en el ciclo de Técnico Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico.

Y aquí estoy, empezando. Y allí está esperándome, mi destino.

2 comentarios:

  1. Hay gente que va a la universidad con 50, 60, 70 años.

    :)

    Nunca es tarde.

    Claro que si es para vivir de la profesión no es lo mismo empezar con 20 que con 30, con 20 hubieras estado media carrera borracho o de juerga saltando de cama en cama o estudiando en el ultimo minuto... bueno, podrias haber sido un chico aplicado...

    Pero peor sería empezar con 40 y casado, hijos, un trabajo agotador, hipoteca, suegros rayantes y nosecuantas cosas mas que puede que tu no tengas aún el gusto de disfrutar XD

    Yo aún tengo que hacer las dos carreras de mis sueños.

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  2. Estás en lo correcto, no tengo el placer de tener la vida que describes. Hasta hace bien poco era trabajador de una conocida multinacional, que iba a la oficina por las mañanas en su traje, y que estaba de sol a sol rodeado de ordenadores, informes en varios idiomas y respirando aire filtrado por una máquina en el techo. Ya sabes, lo que se define como éxito en la vida, pero que en realidad es el marchitamiento de las ganas de vivir.

    La ambición empresarial, el stress continuo y la vida de oficinista no es para mi. Y como bien dices, aún estoy a tiempo.

    ¿Vivir de la profesión? Bueno, no me preocupa tener un sueldo alto. E imagino que a un médico no le debe de ser difícil encontrar algún trabajo ejerciendo como tal. Con el aliciente de que encima trabajas ayudando a los demás, compartiendo un pequeño pedacito importante de sus vidas, y sin la necesidad de producir beneficios económicos cueste lo que cueste. Lo que quiero es trabajar en algo que realmente me apasiona.

    Estoy seguro que acabarás estudiando lo que quieres. Al fin y al cabo, estudiar por placer es algo maravilloso. Ánimo, y gracias :-)

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